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mayo 24, 2017
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Milicianos vinculados con el Estado Islámico arrasaron una ciudad del sur de Filipinas, decapitaron al jefe de policía, incendiaron edificios, tomaron como rehenes a un sacerdote católico y sus feligreses e izaron su bandera negra, dijeron las autoridades el miércoles.
El presidente Rodrigo Duterte, que impuso la ley marcial en la zona, dijo que podría extenderla a todo el país.
A medida que se conocían detalles del ataque a la ciudad de Marawi, crecían los temores de que la nación católica más grande de Asia pudiera sumarse a la lista de países que enfrentan la influencia creciente del grupo conocido también como ISIS.
La violencia estalló el martes por la noche después de que el ejército asaltó el escondite de Isnilon Hapilon, un comandante de Abu Sayyaf ha jurado lealtad al Estado Islámico. Está en la lista de terroristas más buscados por Estados Unidos con una recompensa de hasta 5 millones de dólares por su captura.
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